El administrador de la NASA, Jim Bridenstine, recién empezaba como senador en el Congreso cuando un gran asteroide atravesó la atmósfera y explotó en la ciudad rusa de Chelyabinsk, brillando más en el cielo que el sol, y esa experiencia claramente lo marcó.
El último lunes, el ahora director de la agencia espacial estadounidense habló sobre ese impacto en la Conferencia de Defensa Planetaria 2019 de la Academia Internacional de Astronáutica, celebrada en College Park, Maryland, y de la importancia de utilizar la ciencia de la defensa planetaria para protegerse contra futuros impactos similares.
«Tenemos que asegurarnos de que la gente entienda que esto no se trata de Hollywood, no se trata de películas«, dijo Bridenstine, refiriéndose al llamado «factor de risita» que cree que hace que el público descarte la gravedad del riesgo de un impacto de un asteroide. «Se trata de proteger, en última instancia, el único planeta que conocemos en este momento para albergar vida, y ése es el planeta Tierra».
La conferencia, que se extiende hasta el viernes, aborda temas clave en defensa planetaria, que incluyen la detección, el seguimiento y la caracterización de objetos cercanos a la Tierra, la exploración de formas de desviar posibles impactos y la comprensión de cómo preparar procedimientos de emergencia para mantener a las personas a salvo en caso de que ocurra un impacto.
Bridenstine argumentó que ese trabajo es crucial y que algún día podría evitar, o al menos reducir, el desastre. «Tenemos que usar nuestros sistemas, usar nuestras capacidades para obtener en última instancia muchos más datos, y debemos hacerlo más rápido», dijo Bridenstine. «Sabemos a ciencia cierta que los dinosaurios no tenían un programa espacial. Nosotros, en cambio, necesitamos uno y debemos usarlo», dijo.
También retrató la defensa planetaria como otras de las prioridades clave de la NASA, a la par del regreso de humanos a la Luna en 2024 y su plan para volar a la luna de Júpiter, Europa, en busca de vida.
Bridenstine también señaló dos misiones de asteroides en curso, la nave japonesa Hayabusa2 que visita Ryugu y la propia sonda OSIRIS-REx de la NASA en Bennu. Ambas son misiones científicas: la primera de defensa planetaria de la NASA será la prueba de redirección de asteroides doble, o DART, que se lanzará en 2022. Pero Bridenstine argumentó que tanto Hayabusa2 como OSIRIS-REx seguirán proporcionando información vital para el trabajo de defensa planetaria.
«Por eso hacemos esas misiones», dijo. «Se trata de ciencia, se trata de descubrimiento, se trata de exploración, pero una de las razones por las que hacemos esas misiones es para que podamos caracterizar esos objetos para proteger, de nuevo, el único planeta que conocemos para albergar la vida».
El administrador de la NASA agregó que la detección, monitorización y estudio de los asteroides y otros objetos espaciales cercanos a la Tierra se empezó a tomar más en serio luego del evento Chelyabinsk en 2013 cuando un meteorito de 20 metros de ancho explotó en la atmósfera, justo encima de una ciudad rusa. La onda sísmica causó daños en miles de edificios y causó lesiones en más de 1.500 personas, que en su mayoría sufrieron heridas causadas por ventanas rotas.
«Estos eventos no son raros; pasan», dijo Bridenstine, y señaló que un modelo muestra que podemos esperar un evento de la misma magnitud de Chelyabinsk cada 60 años.
En el siglo XX se experimentaron tres eventos similares, incluyendo el de Tunguska en 1908 y otro reportado en Brasil en 1930.
Bridenstine enfatizó que la NASA está trabajando para detectar y monitorear el 90% de los asteroides que se encuentran cerca de la Tierra y que tienen un tamaño de 140 metros de ancho. Si una roca espacial de este tamaño choca contra la Tierra, sus efectos serían devastadores: podría aniquilar todo un estado o un país pequeño.