“Halloween” significa (All hallow’s eve), del inglés antiguo, all hallows eve, o Víspera Santa, pues se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. La fantasía anglosajona, sin embargo, le ha robado su sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un triste regreso al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también entre los pueblos hispanos. Ver: testimonio de ex-satanista al final de esta página.
Debemos ser conscientes de la realidad de Halloween y de aquello que ofende a Dios. Las fiestas que celebramos reflejan quienes somos e influyen en nuestros valores.
Es alarmante que muchos cristianos hayan olvidado el testimonio de los santos y se sientan más atraídos a festejar con brujas y fantasmas. Este fenómeno es parte de un retorno al paganismo que va ocurriendo gradualmente. Al principio no se percatan de los valores que abandonan ni tampoco entienden el sentido real de los nuevos símbolos. Les parece todo una broma, una diversión inofensiva. Lo hacen por llenar un vacío, porque los santos ya no interesan y las prácticas paganas y ocultistas ejercen una extraña fascinación. Por eso se están propagando rápidamente en nuestra cultura: la adivinación, la ouija, la creencia en la reencarnación y muchas más. En Estados Unidos, mujeres que se enorgullecen de brujas luchan por crear una nueva imagen para su gremio y propagar su religión.