El Papa Francisco pidió este domingo valentía para que todo el mundo defienda la paz en Ucrania e hizo un llamado a los líderes políticos, sin nombrar directamente a ninguno, tampoco al presidente ruso, Vladímir Putin, para que escuchen a la gente, que quiere el fin del conflicto.
«Pido a todos que recen por la paz y que tengan la valentía de decir que la paz es posible. Que los líderes políticos escuchen, por favor, la voz de la gente que quiere la paz y no una escalada del conflicto», dijo Jorge Bergoglio, tras el rezo del Regina Coeli, que sustituye al Ángelus en periodo pascual.
Francisco señaló que este domingo varias iglesias orientales, católicas y ortodoxas conmemoran la Resurrección de Jesús y recordó que también se cumplen dos meses del inicio de la invasión de Moscú en Ucrania.
«Lejos de parar, la guerra se ha intensificado. Es triste que en estos días, que son los más santos y solemnes para todos los cristianos, se oiga más el ruido mortal de las armas en lugar de las campanas que anuncian la Resurrección. Y es triste que las armas estén ocupando el lugar de la palabra», lamentó.
«Reitero el llamamiento a una tregua pascual, una señal mínima y tangible de una voluntad de paz», añadió.
El Papa ha renunciado a viajar a la capital ucraniana, Kiev, tal y como barajaba como señal contra la guerra, y tampoco se reunirá con el patriarca ortodoxo ruso Kiril, que ha justificado la invasión de Rusia en Ucrania y con el que el pontífice mantiene una «muy buena relación.
Lo dijo en una entrevista al periódico La Nación publicada el viernes, en la que sostuvo que no puede «hacer nada que ponga en riesgo objetivos superiores, que son el fin de la guerra, una tregua o, al menos, un corredor humanitario».
Este domingo a primera hora el papa también pronunció una homilía en una misa por el segundo domingo de Pascua, que sin embargo no pudo presidir por sus problemas de rodilla, y se mantuvo sentado a un lado de la Basílica de San Pedro del Vaticano.
«Hagamos memoria del perdón y de la paz que recibimos de Jesús. Antepongamos el recuerdo del abrazo y de las caricias de Dios al de nuestros errores y nuestras caídas. De ese modo alimentaremos la alegría», dijo el pontífice en su homilía.